Wednesday, November 30, 2011

Estado de SATS. Entrevista a Eliecer Avila

Eliecer narra detalles del incidente en la UCI con Ricardo Alarcon y nos da a conocer su visión de la problemática que vive nuestro país.


Tuesday, November 22, 2011

Cambios y disposiciones en la agricultura cubana

Fuente: Diario Granma

Mayor dinamismo, variedad y calidad en la comercialización de productos agrícolas

YAIMA PUIG MENESES

Noviembre avanza y con él, la implementación de numerosas decisiones adoptadas por el Estado con el propósito de implementar los Lineamientos aprobados por el VI Congreso del Partido, y así continuar con el proceso de actualización de nuestro modelo económico. A ello están encaminadas también las más recientes resoluciones publicadas en la Gaceta Oficial Extraordinaria número 38 del 15 de noviembre del 2011, las cuales autorizan a que las Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA), las Cooperativas de Crédito y Servicios (CCS), las Unidades Básicas de Producción Cooperativa (UBPC), y las empresas estatales que tienen en su patrimonio organopónicos, puedan vender sus producciones directamente a los establecimientos hoteleros y gastronómicos del sector del turismo.

Fotos: Jorge Luis GonzálezLAS NUEVAS LEGISLACIONES IMPLEMENTAN VARIOS LINEAMIENTOS Y LE DAN CUMPLIMIENTO AL ACUERDO NÚMERO 14 DEL X CONGRESO DE LA ANAP.

Estas relaciones se establecerán sobre la base de contratos firmados entre las partes, quienes de mutuo acuerdo decidirán los precios —siempre en pesos cubanos (CUP)—, teniendo en cuenta la calidad y demás aspectos, entre ellos los horarios de suministro, los que no deben interferir en el funcionamiento de las instalaciones turísticas.

Teniendo en cuenta los Lineamientos 183 y 263 aprobados por el VI Congreso del Partido, esta decisión debe contribuir a transformar el sistema de acopio y comercialización de las producciones agropecuarias, mediante mecanismos de gestión más ágiles que propicien la reducción de las pérdidas, al simplificar los vínculos entre la producción primaria y el consumidor final, incluyendo la posibilidad de que el productor concurra al mercado con sus propios medios.

ESTA VARIANTE DE COMERCIALIZACIÓN POSIBILITARÁ QUE EL PRODUCTOR CONCURRA AL MERCADO CON SUS PROPIOS MEDIOS.

Igualmente, se busca consolidar fórmulas de abastecimiento a las entidades turísticas que permitan aprovechar las potencialidades de todas las formas productivas a escala local.

Con las nuevas legislaciones se da cumplimiento además, al acuerdo número 14 del X Congreso de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), en el cual se aprobó instrumentar mecanismos que permitieran a las cooperativas vender directamente productos agropecuarios a instalaciones turísticas.

LAS RELACIONES SE ESTABLECERÁN SOBRE LA BASE DE CONTRATOS, NO PODRÁ MINIMIZARSE LA IMPORTANCIA DE ESTE INSTRUMENTO JURÍDICO.

Asimismo, se amplían las opciones de comercialización entre los productores y las diferentes entidades pertenecientes al sector del turismo, que hasta la fecha solo podían realizarla mediante una empresa estatal —la de Frutas Selectas, de Cultivos Varios o Acopio—. Esa práctica, además de generar intermediarios para las ventas, en muchos casos incrementa innecesariamente la transportación de algunos productos, lo cual trae consigo el aumento de las mermas; al mismo tiempo, afecta la variedad de las ofertas y su calidad.

"Es importante señalar que la nueva variante no suple a la existente, sino que constituye otra opción para la comercialización de estos productos. Incluso, una misma entidad turística o productor puede acogerse a las dos variantes según le convenga", explica a Granma José Puentes Nápoles, director de comercialización del Ministerio de la Agricultura.

También resulta oportuno aclarar que los productores agrícolas individuales realizarán la comercialización con el turismo a través de las formas productivas a que pertenecen.

Según lo estipulado en las nuevas disposiciones, tanto las formas productivas como las empresas estatales podrán vender directamente a las entidades hoteleras y gastronómicas pertenecientes al turismo, productos agrícolas no industrializados, arroz consumo y carbón vegetal.

¿Por qué comprar fuera lo que en ocasiones podemos adquirir en casa? Es esa una pregunta recurrente en muchos escenarios de nuestra cotidianidad siempre que salen a relucir las cifras de importación de alimentos que aún realiza nuestro país para los más diversos sectores. Solo en el turismo, el pasado año fue necesario comprar fuera 1 360 toneladas de productos tan comunes como cebolla, zanahoria, col y limón.

A partir de ahora, estos y muchos otros productos podrán llegar a las instalaciones turísticas directamente desde las propias cosechas cubanas y con ello dejar de erogar en el extranjero cuantiosas sumas que pudieran quedarse en casa. Para el turismo significa, además, la ventaja de una relación más directa con los productores, lo cual contribuye a mejorar la variedad y calidad de sus ofertas, valora Puentes Nápoles.

Por lo pronto, aun cuando ya están listas las disposiciones legales correspondientes y entrarán en vigor el próximo 1ro. de diciembre, continúan los estudios para, paulatinamente, poder incorporar otros productos y servicios a esta alternativa de ventas directas entre las formas productivas y las entidades del sector del turismo. De esta manera, estaremos en mejores condiciones de imprimir mayor dinamismo, variedad y calidad en la comercialización de los productos agrícolas.

Ver Gaceta Oficial de Cuba

Thursday, November 17, 2011

Rectificar el rumbo

Fuente: Revista Espacio Laical, Cuba.

Desde hace años la sociedad cubana demanda grandes cambios que puedan hacer más prospera y equilibrada la vida nacional. En ese sentido, el país ha esperado mucho de las autoridades, con bastante generosidad. No obstante aunque se han logrado cambios importantes, como la entrega de tierra y el establecimiento del cuentapropismo, así como las recientes reformas relacionadas con el traspaso de propiedad de los automóviles y las viviendas, el pueblo siente que no ocurre algo grande, capaz de renovar la vida y desterrar la desesperanza.
En Cuba hacen falta importantes cambios económicos, sociales, políticos, espirituales y hasta simbólicos. Estas reformas, como es lógico, tendrán que ser ordenadas y esto exige de cierta gradualidad. Sin embargo, no podemos darnos el lujo de confundir tal gradualidad con falta
de claridad y de celeridad. Las transformaciones deberán ser ordenadas, sin prisa pero sin pausa, o sea, paso a paso y sin perderse el orden, pero con el mayor apremio y hacia la mayor integralidad posible. Sería penoso que las actuales generaciones de cubanos tuvieran que sufrir el
dolor de ver sus aspiraciones truncadas por la falta de oportunidades para acceder a una vida plena.
Reiteramos, se han hecho reformas, y suponemos que se efectuarán otras, pero hasta ahora falta la más importante: la refundación de la ciudadanía. Se hace imprescindible que todos los cubanos puedan –y quieran- participar en la promoción de propuestas de cambios nacionales, en el debate sobre los mismos, en la aprobación de los que resulten consensuados y en la ejecución de las políticas que pretendan concretarlos. De esta manera, el cambio se estructuraría sobre la base de la renovación de nuestro pacto social y ambas realidades (tanto el pacto social como el cambio en todos los ámbitos) se fundamentarían en el desempeño de la ciudadanía, en la soberanía popular.
Haciendo ejercicio de dicha ciudadanía, deseamos exponer que ciertos ajustes no deben esperar. Entre ellos se encuentran la institucionalización de las cooperativas de todo tipo, así como la pequeña y la mediana empresa, con lo que esto implica en materia de mercado, de infraestructura y de finanzas; y la autorización para el desempeño autónomo de las profesiones. Estas medidas serían muy efectivas para acelerar la creatividad y el crecimiento de la producción y de los servicios. Sin embargo, con esto no bastaría. Haría falta también promover el desempeño de la sociedad civil y para ello se hace necesario conseguir la autonomía de las organizaciones sociales, así como la apertura definitiva de nuestros medios masivos de comunicación a la diversidad de criterios de la nación. Requerimos de una reestructuración de los mecanismos del poder popular, para que cada una de las instituciones del poder público posea la autoridad que le
corresponda y radique en el pueblo, de forma cada vez más efectiva, la soberanía del país; así como la renovación del Partido Comunista de Cuba (PCC) y el replanteamiento de su relación con la sociedad, el Estado y el gobierno.
Muchísimos cubanos han esperado, con demostrada paciencia y cierta confianza, que sean anunciadas mediadas como estas y que se convoque a institucionalizar la participación ciudadana y el diálogo social. No obstante, han ido pasando los momentos simbólicos que hubieran podido desatar –con la intensidad requerida- un proceso de esta índole, sin que ocurra lo esperado. Han quedado atrás fechas que históricamente sirvieron para convocar al pueblo a reorientar el camino nacional, como por ejemplo las celebraciones por el 26 de julio y VI Congreso del PCC, que aprobó importantes pero limitadas propuestas de cambios. Ahora se organiza la Primera Conferencia Nacional del PCC, que deberá celebrarse el próximo mes de enero. Grandes han sido las expectativas de un sector significativo de la sociedad en relación con este evento, pero la publicación del Documento Base, que pretende orientar las discusiones preparatorias del encuentro y las de la Conferencia misma, han dejado preocupados a muchos que poseían alguna esperanza de renovación.
En dicho Documento Base faltan innumerables temas que el pueblo esperaba que aparecieran en la agenda del evento. Por otro lado, presenta a un PCC apegado a dogmas fracasados en otras experiencias, y aferrado a una relación muy vertical con la sociedad. En Cuba, cualquier reforma que aspire a trascender tiene que pasar por la innovación política, y esta última no ocurrirá si no comienza por el PCC, organización llamada a liderar los cambios que hemos de realizar. Sin una fuerza política que despliegue el quehacer de construir consensos a partir del país real, no hay reforma que pueda tener éxito, aunque la misma sea una convicción de las más altas autoridades del gobierno.
Instamos a que la Primera Conferencia Nacional del PCC, último momento de la llamada generación histórica para aportar cambios sustanciales y convocar al pueblo a realizarlos, no pierda esta oportunidad. Sería inconveniente contener la esperanza en los grandes cambios
y dejar pasar el tiempo para que otros, más adelante, sean quienes los lleven a cabo.

Friday, November 11, 2011

Menoyo habla...

Fuente: Radio Nederland



Eloy Gutiérrez Menoyo, comandante de la Revolución Cubana estuvo al mando de las operaciones en la Sierra del Escambray. La posición política que tomó la revolución, lo llevó a un enfrentamiento directo con el Che Guevara y Raúl Castro.


Dirigió las operaciones militares de una organización terrorista anticastrista en Miami, Alpha 66, regresó a Cuba donde fue apresado y condenado a 30 años de prisión. Fue liberado en 1986 y siete años más tarde fundó Cambio Cubano, movimiento político que proclama un diálogo entre el gobierno cubano y sus opositores internos y en el exterior. Vive en Cuba desde el año 2003.

Estos son los antecedentes mínimos pero suficientes para tomar nota del personaje. De él se ha dicho que ya está acabado, que no representa a nadie, que es un cadáver político. Seguramente todo esto es cierto. Y, entonces, ¿por qué entrevistarlo? Porque se trata de un hombre de una integridad a toda prueba, de aquellos que no se compran con un puñado de dólares ni con lisonjas políticas. Si después de 22 años de cárcel y 17 de exilio, se queda en Cuba sin papeles, es porque su coraje es tan grande como su dignidad.

No representa a nadie, salvo una forma de estar en la vida. Su derecho a la palabra no solo lo tiene sino que se lo ha ganado sin deberle favores a nadie. Ni a aquellos que siempre lo han tildado de agente del gobierno cubano ni a aquellos que lo juzgan como un contrarrevolucionario ni aquel que lo mira con desdén porque se sabe carente del valor de Gutierrez Menoyo. La envidia suele ser pequeña

Wednesday, November 9, 2011

Mariela Castro en el barrio Rojo de Ámsterdam

Un bar con ron y puros traídos de Cuba al lado de la Casa Blanca

Fuente: BBC








La escena habría podido provocar una redada policial en cualquier otro lugar de Estados Unidos: decenas de personas fumando puros Cohibas y bebiendo mojitos hechos con Havana Club.

Pero los sospechosos, muchos de ellos políticos estadounidenses y diplomáticos destacados en Washington, no estaban violando el embargo. Fueron invitados este jueves por la "Embajada cubana" en EE.UU. a la inauguración del Bar Hemingway.

El bar está a unos veinte minutos a pie de la Casa Blanca, dentro de la "Embajada", que debido a la ausencia de relaciones formales es conocida como Sección de Intereses Cubanos.

No estará abierto al público y sólo podrán consumir en él -de forma gratuita- los invitados.

Pero al parecer, muchos estadounidenses querrían tener ese privilegio. "Desde que la información se filtró a la prensa en agosto no ha parado de llamar gente a nuestra puerta para preguntar si algún día podrían probar nuestro ron y habanos", le asegura a BBC Mundo Juan Lamigueiro León, vicejefe de la Misión Diplomática.

La idea de dedicar un bar al escritor estadounidense Ernest Hemingway, que vivió 21 años en Cuba, surgió durante una remodelación del salón donde los diplomáticos cubanos celebran sus recepciones.

"El salón se parecía al palacio de Versalles", explica Lamigueiro. "Era muy poco cubano".

"Así que decidimos convertir el almacén anexo en un bar dedicado a Hemingway".

Personaje común

Las paredes de la sala están decoradas con fotos de Hemingway en Cuba. En algunas de ellas, el Premio Nobel aparece junto a Fidel Castro, a quien conoció en 1960, tras el triunfo de la revolución.

Poco después, Hemingway regresaría a EE.UU. para someterse a tratamiento médico y acabaría suicidándose en 1961.


Con el tiempo se convertiría en un símbolo cubano más. Dos bares que solía frecuentar el escritor, el Floridita y la Bodeguita del Medio, son hoy dos de los mayores atractivos turísticos de la Habana Vieja.

Su casa en las afueras de La Habana, Finca Vigía, es un museo que alberga miles de sus cartas, manuscritos y otros documentos.

A quienes promueven su figura como puente entre Cuba y EE.UU. les gusta decir que Hemingway se sentía cubano y estadounidense.

Y en ocasiones como las de este jueves, el legendario escritor les permite a cubanos y estadounidenses reunirse para que, tomando un mojito y fumando un habano, hablen de un personaje común.

Friday, November 4, 2011

Actualizar las relaciones humanas


Fuente: PalabraNueva.net
por Orlando MÁRQUEZ

Desde la entrevista que publicáramos meses atrás con el empresario cubanoamericano Carlos Saladrigas (Palabra Nueva, Nº 205, mayo 2011), varios, y sustanciosos, han sido los análisis, comentarios, artículos de opinión, y hasta declaración de principios, publicadas tanto dentro –al menos un artículo en periódico de provincia– como fuera de la Isla en relación con el tema de los cubanos emigrados y la actualidad nacional.

No es la primera vez que se publicaba sobre la emigración cubana y la imposibilidad de ignorarla, pero, quizás, los cubanos de la Isla no habían tenido antes una referencia tan directa sobre sus aciertos y errores, el interés irrenunciable por el país de origen en tantos emigrados a pesar de las diferencias ideológicas y los desgarramientos, las metamorfosis experimentadas y el deseo de participar de algún modo en la solución de la crisis que vivimos. Las palabras de Saladrigas reflejan también el sentimiento que, tal vez, otros cientos de miles de emigrados cubanos gritan en voz alta o en silencio cada día: la nación cubana no tiene fronteras y vive más allá de nuestra geografía insular.

Cada año son más los cubanos que vienen desde Estados Unidos, España, Italia y otros lugares, porque el número de los que emigran no decae, crece. Y crece así el número de los que desean mantener y estrechar vínculos con familiares que quedaron en la isla, o con amigos, o simplemente quieren regresar a recuperar capítulos perdidos de sus historias personales. En los últimos tiempos, no son pocos los que han regresado después de más de cuarenta años de ausencia.Ciertamente somos una nación fragmentada desde hace varias décadas que trata de recomponerse y restablecer lazos para entender su propia historia pasada y reacomodar el presente. “La-revolución” es un argumento bastante fácil para explicar la dispersión, porque con ella se desató la diáspora. Es cierto, pero demasiado abstracto para asimilarlo como una respuesta tangible que ayude a impulsar la reconstrucción del tejido social. “La-revolución” –al igual que “la-contrarrevolución”– es una experiencia humana concebida, desarrollada y sostenida por personas, hombres y mujeres, ciudadanos cubanos, nosotros, o una parte de nosotros.

De modo que es en nosotros donde debemos encontrar las respuestas apropiadas para el restablecimiento o recomposición de la nación fragmentada.Es una cuestión de justicia, pero no solo. Es también una necesidad para el futuro. Corresponde al gobierno cubano restablecer la justicia en este campo, por ser la autoridad del país la que determina la política migratoria tanto para los que residimos en la Isla como para los emigrados. Y es obvio que en las regulaciones actuales hay demasiadas y molestas restricciones al movimiento migratorio, es decir a la libertad de las personas para entrar y salir del país, lo cual no es justo. De ahí la importancia de “actualizar la política migratoria”, según palabras del presidente cubano Raúl Castro el pasado 1º de agosto, durante la última reunión ordinaria de la Asamblea Nacional.

En cuanto a los emigrados, la “actualización” debe constituir un acto de justicia porque, ante todo, quienes emigraron son cubanos y, salvo que renuncien o desprecien pública y voluntariamente su condición ciudadana, tienen más derecho que ciudadanos de otros países a visitar esta, su tierra natal. Ni siquiera deudas legales deben negar tal derecho, y lo más probable es que quienes estén en tal situación declinen voluntariamente para evitar el castigo. Además, los motivos que originaron su salida –sea huyendo del gobierno revolucionario hace cincuenta años, presionados por razones políticas después, forzados por lazos familiares o en busca de mejores oportunidades económicas– por sí solos no despojan a estas personas de su condición de ciudadanos cubanos, adquirida por nacimiento, tal como declara la Constitución de la República. Por esta simple razón, toda persona nacida en Cuba –menos los hijos de extranjeros–, aunque viva en Kansas City o en Kuala Lumpur desde hace 50 años o una semana, conserva sus derechos como ciudadano cubano.Ciertamente hay otras serias contradicciones en este aspecto.

La ley, por ejemplo, no admite la doble ciudadanía y declara perdida la propia cuando se adquiere una extranjera, si bien reconoce el derecho de los nacionales a cambiar la ciudadanía. Por ello resulta incoherente –pudiera decir indecoroso– exigirles a los emigrados nacionales que visiten su país de origen con pasaporte cubano –aunque hayan adquirido la nacionalidad del país donde residen– y cobrarles un costosísimo permiso de entrada estampado en un pasaporte que los reconoce e identifica como ciudadanos cubanos.

Sobre las restricciones y controles migratorias para con los que residimos en la Isla se ha hablado mucho y publicado poco. El asunto es clamor popular desde hace muchos años y ha llegado incluso a formar parte de los tan mencionados Lineamientos. “Estudiar una política que facilite a los cubanos residentes en el país viajar al exterior como turistas”, como se afirma en el número 265, suena estimulante por aquello de reconocer –¡finalmente!– que los cubanos puedan ser “turistas en el exterior”, pero refleja el mismo espíritu controlador y paternalista que se quiere erradicar en otros campos. Afirmaciones de este tipo sirven para recordarnos que nuestro alcance y límites no dependen de la libre voluntad o capacidad personal –tampoco entonces nuestros sueños o aspiraciones–, sino solo del permiso que el Estado, o más bien ciertos funcionarios con poder, nos conceda.

Obviamente este artículo no pretende ofrecer soluciones, en nuestro país hay numerosos y bien dotados especialistas en la materia. Precisamente en nuestra edición anterior publicamos un trabajo sobre el tema, escrito por un especialista. Fue revelador conocer, gracias a ese trabajo, que la ley que regula la ciudadanía en Cuba fue sancionada en 1944. Sin dudas hace falta una actualización en la materia.Pero en la época de la globalización, donde la movilidad humana no tiene límites y las fronteras físicas definidas en los mapas no constituyen ya barreras rígidas sino muy flexibles, las leyes nacionales deben ajustarse a tal flexibilidad, lo cual no niega la preservación de la soberanía. De lo contrario no avanzaremos mucho, ni en esta ni en otras áreas de interés nacional, sobre todo porque vivimos no solo en época de globalización, también de interconexión, y necesaria armonía, entre todos los estamentos e instituciones sociales dentro de un mismo país.

Cuando este trabajo sea publicado, ya habrá sido dado a conocer a la opinión pública un documento titulado “La diáspora cubana en el siglo XXI”. Se trata de un análisis sobre la emigración cubana y sus posibilidades de participar en, y contribuir a, el desarrollo nacional, en dependencia de ciertas modificaciones legales tanto en Cuba como en Estados Unidos para facilitar esa participación. Elaborado por una comisión compuesta por los académicos cubano-americanos Uva de Aragón, Jorge Domínguez, Jorge Duany y Carmelo Mesa-Lago, y el autor de estas líneas que es solo cubano, el texto no tiene detrás una entidad financiera copatrocinadora, ni sus autores representamos intereses económicos de terceros.

Al intentar arrojar luz sobre las tendencias actuales de la emigración internacional y su contribución al desarrollo del país de origen, las ventajas de aprovechar las potencialidades de ese sector emigrado cubano que desee (no todos desean, claro está) participar de conjunto con sus familiares o amigos en la Isla, del actual proceso de reformas, o cambios o actualización económica, creo que no solo hacemos un aporte comprometido y actualizado, sino que expresamos también, de algún modo, la posibilidad de colaboración entre cubanos que viven en espacios diferentes pero coinciden en un bien superior para el país de origen común.Cada vez se hace más evidente la urgencia de una concertación nacional, es decir una actualización, para bien, de las relaciones entre quienes componemos la nación cubana.

El camino al desarrollo del país –ese debe ser el propósito de cualquier actualización económica, política o migratoria, y nada menos que eso–, así como la estabilidad nacional y el entendimiento entre los diferentes protagonistas cubanos, no debe supeditarse, por ejemplo, al levantamiento del embargo o bloqueo de Estados Unidos, país sumido hoy en sus propias calamidades internas que demandan toda su urgencia y energía, ni a una mejora de las relaciones con aquel país, ni a la existencia de un fondo millonario para generar desestabilización interna en este país.

Tampoco debe condicionarse a la modificación o eliminación de la Posición Común de la Unión Europea para con Cuba, un texto redactado por quienes, o no conocían la naturaleza del gobierno cubano y su probable respuesta, o la conocían demasiado bien como para saber que solo serviría para la confrontación. ¿Cómo entender que Europa cada año favorezca a Cuba condenando el embargo-bloqueo de Estados Unidos en la ONU, y al mismo tiempo mantenga la Posición Común que condiciona y limita sus relaciones políticas y económicas con Cuba?En otras palabras, la salida a la situación crítica que vivimos depende ante todo de nosotros, de reconocer la apremiante necesidad que tenemos de desatar de una vez todas las potencialidades creadas en el país en las últimas décadas y de restablecer los lazos humanos, sin más restricciones que las que demanden el sentido común y la ley justa, dejando definitivamente atrás el paternalismo de Estado y el maldito vicio del “controlismo” y sus aparejadas incongruencias (todavía demasiado presentes en el Decreto 292 y en las resoluciones ministeriales para la venta de automóviles, por ejemplo). Esto no es desconocer la crisis global o la interdependencia con otras naciones.

Pero el pretexto de condicionar las políticas internas únicamente a las actitudes políticas de terceros, no es un argumento favorable para nación alguna que desee ocupar, o mantener, un espacio propio en el ámbito internacional. Hostilidades siempre habrá, y crisis y enemigos o divergencias, y contratiempos y calamidades indeseables, pero la nación mejor preparada para enfrentar estos u otros retos, es aquella que sepa levantarse más alto, no física pero sí moralmente, cuando actúa como un solo cuerpo y busca el crecimiento y la armonía internas, el respeto por las diferencias, su capacidad de reacomodarlas en beneficio de todos y el mantenimiento de la salud social, para poder después entenderse con el mundo.

Ningún país puede evitar la globalización y sus efectos, esté interesado o no, sea rico o pobre. Pero es necesaria la salud social, que se logra solo mediante la armonía y el consenso –y nunca por la imposición de unos sobre otros–, para poder integrarse mejor al mundo globalizado. Por eso es tan importante la actualización migratoria, como también la económica, la política, la social… Actualizarlo todo, y hacerlo de modo tan flexible y dinámico que solo permanezca invariable lo esencial: la dignidad plena de los cubanos.