La Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe concluyó el pasado martes, en la Riviera de Maya, México. Contó con la presencia de 25 jefes de Estado o Gobierno de 32 países de la región. Allí se dió un paso positivo al aprobar la creación de una Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe en este momento de trascendencia histórica.
Esa Comunidad que representará a las 33 naciones de la región tendrá su identidad propia de concertación política, económica y de cooperación e integración. Al respecto, el presidente cubano, Raúl Castro, señaló que existen los elementos necesarios para abrir un período de trabajo y preparación. Y puntualizó que el documento constitutivo del nuevo organismo debe elaborarse con eficiencia y agilidad para poder aprobarlo oficialmente en la próxima Cumbre en Caracas, en el 2011.
Esta declaración de los mandatarios, de materializarse, será consecuente con la voluntad expresada en la Cumbre de Salvador de Bahía realizada en diciembre del 2008, en el marco de la Cumbre de América Latina y el Caribe. No caben dudas que su creación posibilitará poner en marcha proyectos y acciones en beneficio de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
Por su parte el presidente de México, Felipe Calderón, quien inauguró la reunión, llamó a progresar en la integración del continente, mientras la mayoría de los mandatarios, casi unánime, manifestaron en sus intervenciones la necesidad de crear una organización de convocatoria propia que trabaje en el fomento de puntos comunes por encima de diferencias políticas e ideológicas, y que sirva de instrumento regional al margen de los Estados Unidos.
Algunos se pronunciaron con vehemencia contra la política hegemónica y neocolonial de Gran Bretaña en el tema de las Malvinas y el irrespeto de las resoluciones de la ONU sobre este conflicto, de la misma manera que rechazaron la hostilidad norteamericana hacia Cuba y pidieron el cese del criminal bloqueo económico y financiero contra la Isla.
Fueron particularmente enfáticas las denuncias del presidente ecuatoriano Rafael Correa sobre las políticas discriminatorias que se aplican como represalia contra los gobiernos que discrepen, con sus medidas sociales y populares, de las decisiones de las principales potencias, lo cual fue también expresado por el presidente boliviano Evo Morales y el mandatario venezolano Hugo Chávez, quien demandó transparencia por encima de las diferencias para que no se denigre a un país o a un Jefe de Estado, como hoy ocurre con Venezuela.
La mayoría de los jefes de Gobiernos de América Latina y el Caribe han dado un paso de buena voluntad política en la Cumbre de Cancún, un paso para perfeccionar la cooperación y concertación que necesita la región para su desarrollo económico, para superar la pobreza, el hambre, la miseria y la desigualdad, así como el enfrentamiento contra el terrorismo y las acciones inmediatas ante el calentamiento de la tierra que amenaza con destruir toda la naturaleza.
Ahora el momento es pasar de la palabra a la acción. Es imperioso concretar todo lo aprobado en la reunión y es necesario hacerlo con unidad y dignidad. El éxito y la consecución de los importantes acuerdos deben realizarse por encima de las diferencias ideológicas y divergencias. No puede haber un estancamiento que empeoraría la grave situación que sufren los pueblos.
Los pueblos de la región con más de 500 millones de habitantes esperan cambios sustanciales para beneficio de todos. No bastan las palabras ni las buenas intenciones. Los hechos son los que demuestran la verdad. Los acuerdos no pueden quedar sólo en papeles ni en ideas. La gran comunidad latinoamericana y caribeña espera la respuesta.
Por: Jorge López
Esa Comunidad que representará a las 33 naciones de la región tendrá su identidad propia de concertación política, económica y de cooperación e integración. Al respecto, el presidente cubano, Raúl Castro, señaló que existen los elementos necesarios para abrir un período de trabajo y preparación. Y puntualizó que el documento constitutivo del nuevo organismo debe elaborarse con eficiencia y agilidad para poder aprobarlo oficialmente en la próxima Cumbre en Caracas, en el 2011.
Esta declaración de los mandatarios, de materializarse, será consecuente con la voluntad expresada en la Cumbre de Salvador de Bahía realizada en diciembre del 2008, en el marco de la Cumbre de América Latina y el Caribe. No caben dudas que su creación posibilitará poner en marcha proyectos y acciones en beneficio de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
Por su parte el presidente de México, Felipe Calderón, quien inauguró la reunión, llamó a progresar en la integración del continente, mientras la mayoría de los mandatarios, casi unánime, manifestaron en sus intervenciones la necesidad de crear una organización de convocatoria propia que trabaje en el fomento de puntos comunes por encima de diferencias políticas e ideológicas, y que sirva de instrumento regional al margen de los Estados Unidos.
Algunos se pronunciaron con vehemencia contra la política hegemónica y neocolonial de Gran Bretaña en el tema de las Malvinas y el irrespeto de las resoluciones de la ONU sobre este conflicto, de la misma manera que rechazaron la hostilidad norteamericana hacia Cuba y pidieron el cese del criminal bloqueo económico y financiero contra la Isla.
Fueron particularmente enfáticas las denuncias del presidente ecuatoriano Rafael Correa sobre las políticas discriminatorias que se aplican como represalia contra los gobiernos que discrepen, con sus medidas sociales y populares, de las decisiones de las principales potencias, lo cual fue también expresado por el presidente boliviano Evo Morales y el mandatario venezolano Hugo Chávez, quien demandó transparencia por encima de las diferencias para que no se denigre a un país o a un Jefe de Estado, como hoy ocurre con Venezuela.
La mayoría de los jefes de Gobiernos de América Latina y el Caribe han dado un paso de buena voluntad política en la Cumbre de Cancún, un paso para perfeccionar la cooperación y concertación que necesita la región para su desarrollo económico, para superar la pobreza, el hambre, la miseria y la desigualdad, así como el enfrentamiento contra el terrorismo y las acciones inmediatas ante el calentamiento de la tierra que amenaza con destruir toda la naturaleza.
Ahora el momento es pasar de la palabra a la acción. Es imperioso concretar todo lo aprobado en la reunión y es necesario hacerlo con unidad y dignidad. El éxito y la consecución de los importantes acuerdos deben realizarse por encima de las diferencias ideológicas y divergencias. No puede haber un estancamiento que empeoraría la grave situación que sufren los pueblos.
Los pueblos de la región con más de 500 millones de habitantes esperan cambios sustanciales para beneficio de todos. No bastan las palabras ni las buenas intenciones. Los hechos son los que demuestran la verdad. Los acuerdos no pueden quedar sólo en papeles ni en ideas. La gran comunidad latinoamericana y caribeña espera la respuesta.
Por: Jorge López
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