El joven opositor cubano Wilman Villar Mendoza, quien hace 50 días inició una huelga de hambre en su celda de castigo reclamando su inmediata excarcelación, murió en la noche del jueves en el hospital Juan Bruno Zayas de Santiago de Cuba.
Villar, de 31 años, se convirtió en un nuevo mártir de las filas opositoras que arriesgan su vida en defensa de las libertades individuales y los derechos humanos. Villar estaba con respiración artificial desde hace varios días. Su estado empeoró en las últimas horas debido al brote de una sepsis causada por una fuerte infección en el torrente sanguíneo. Los médicos alertaron a la familia que sólo un milagro podía salvarle la vida.
La complicación afectó irreversiblemente el funcionamiento del hígado y sus riñones, según el último parte médico de los especialistas que lo atendieron en la sala de cuidados intensivos del hospital.
El jueves, su esposa Maritza Pelegrino, dijo que agentes de la Seguridad del Estado no le permitían inicialmente ver el cuerpo de su esposo. Villar cumplía una condena de cuatro años.
El 14 de enero Villar fue trasladado de urgencia al hospital cuando ya estaba en estado crítico e inconsciente. En noviembre había sido confinado en la temida prisión de Aguadores, cerca de Santiago de Cuba, luego de ser detenido en una ofensiva policial realizada en Contramaestre, provincia de Santiago.
En un juicio a puertas cerradas y sin ningún tipo de garantías procesales fue acusado de asalto, desacato y resistencia. Villar rechazó las alegaciones y, haciendo a un lado el riesgo que podía significar un acto de rebeldía, se declaró en ayuno forzado el 25 de noviembre. Sin embargo contrajo una neumonía que se agravó por los rigores que sufrió.
Villar nunca quiso ponerse el uniforme de reo común. Como represalia, sus carceleros lo enviaron a una celda unipersonal, sin ropa ni provisiones de agua.
El caso de Villar muestra algunas similitudes con las circunstancias que provocaron el deceso del opositor Orlando Zapata Tamayo, quien murió en huelga de hambre el 23 de febrero del 2010. Zapata demandó mejoras carcelarias, le negaron agua durante 18 días y entonces lo llevaron al hospital cuando era demasiado tarde para salvarle la vida.
Villar se unió a UNPACU a mediados del 2011, una decisión que generó una crisis en la familia.
La noticia de la trágica muerte de Villar generó una ola de condena dentro y fuera de la isla. Las voces de rechazo criticaron la inacción de las autoridades cubanas, que se negaron a atender oportunamente al opositor y las condiciones inhumanas de su encarcelamiento.
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